«Era ya demasiado tarde para dar la vuelta y mucho menos para andar con lamentaciones. Mientras caminaba con los pensamientos hechos un ovillo, llegó a los puestos del pescado. Las anguilas vivas se revolcaban por el lecho de hielo, acompañadas de sardinas, truchas, pescadillas, etc. Las gambas, sepias, centollos, navajas, almejas y demás marisco, lucían brillantes junto a manojos de perejil. Rosa se detuvo en varios puestos comprando algunas cosas que necesitaba. Cada vez se alegraba más de haber tomado la decisión de volver».
Las doce llaves
María Villamayor
Puesto de pescados y mariscos en el Mercado Central
Fondos del Mercado Central
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