«Alejandra salió del despacho y recorrió los pasillos. Ahora estaban desolados y vacíos. Miró el reloj: eran las seis y media. Poco después, estaba en la calle. Se acercó al borde de la calzada y levantó el brazo. Un taxi con el piloto en verde se paró a su lado. Cuando la muchacha subió le dijo:
—Por favor, a la calle Quart».
Las doce llaves
¡¡¡ Taxi !!!
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