«Sara ultimaba algunas cosas mientras Alejandra cogía las llaves del piso de Lluís para sacar a su mascota en el último paseo del día. Cuando llegó a la calle acompañada de Thor, éste le dio un tirón al ver como un gato callejero se paseaba tranquilamente ante sus narices. Alejandra, no pudo contenerse:
—¡Thor, quieto!, ¡maldita sea, que me vas a tirar! Qué ganas tengo que venga Lluís.
Sujetó la correa con fuerza y el animal al oír pronunciar su nombre con carácter tal y como le había indicado Lluís, cedió enseguida y sumiso se dejó llevar. Menos mal que era bastante obediente, pensó Alejandra al mirar al animal con su cuerpo robusto y fibroso. Inició su recorrido de costumbre igual que venía haciéndolo la semana que su vecino estaba fuera y, tal y como éste le había indicado. Paseaba por la calle Quart hasta llegar a los jardines de Guillem de Castro ajena».
Las doce llaves
María Villamayor
Guillem de Castro. El Palleter
Todocolección
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