«Los Viveros o Jardines del Real se multiplicaban de flores de colores, y el aroma a primavera era cada vez más latente en toda la ciudad. Sus laberintos de sendas estaban repletas de visitantes, unos paseando, otros dando de comer a los patos en el estanque, o simplemente tomando el sol en el césped».
Las doce llaves
María Villamayor
Los Viveros
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