«Las hermanas asintieron dándole la razón mientras ojeaban todo a su alrededor. Estaban en el espacioso salón. El vendedor se acercó a los ventanales y restándole importancia al comentario de Lluís, les enumeró las deliciosas vistas.
—Sí, de acuerdo que necesita una pequeña inversión. Claro que miren el lado bueno, así se lo pueden reformar a su gusto. Pero no me negaran que el punto es inmejorable. Como hace esquina, tienen la Plaza de la Virgen justo a sus pies. Sin moverse del balcón, pueden ver la Catedral, la Basílica y la torre del Miguelete. Los jueves en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral podrán presenciar los juicios del Tribunal de las Aguas».
Las doce llaves
María Villamayor
El Tribunal de las Aguas
No hay comentarios:
Publicar un comentario